La Terapia Dialéctico Conductual es un tratamiento que se desarrolló en la década de los 80 en Estados Unidos por la Dra. Marsha Linehan para trabajar con pacientes que presentan conductas complejas y que suelen ser multiproblemáticos. Observamos en ellos conductas autolesivas como cortarse, golpearse, rasguñarse, pensamientos, deseos e intentos suicidas, problemas alimentarios y consumo de sustancias psicoactivas. Es un modelo de terapia voluntario y ambulatorio que se basa en los pilares de la ciencia del comportamiento, la práctica contemplativa zen y la filosofía dialéctica. 

Muchos consultantes cumplen criterios para un trastorno que en el DSM V se clasifica como Trastorno límite de la personalidad, el cual se caracteriza por un “Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos”

La Terapia Dialéctico Conductual reordena dichos criterios dentro de áreas de desregulación emocional, entendiendo que son pacientes que tienen una mayor sensibilidad, mayor reactividad y lento retorno a la calma. Asimismo, postula que la desregulación surge de la transacción temprana y prolongada entre un niño emocionalmente vulnerable y un medio ambiente invalidante que critica su respuesta emocional, refuerza conductas problemas y/o sobresimplifica soluciones a los problemas sin ofrecer modos efectivos y adaptativos de afrontamiento.

El tratamiento balancea estrategias de cambio con estrategias de aceptación dentro de una estructura de trabajo que brinda orden y contención no sólo al paciente, sino también al terapeuta. La meta última es que el paciente pueda construir una vida que valga la pena ser vivida. Para ello tiene cuatro modalidades de trabajo:

• Psicoterapia individual
  
  
• Entrenamiento en habilidades
  
  
• Coaching telefónico
  
  
• Reunión de equipo de consultoría

El entrenamiento en habilidades es una de las estrategias de cambio dentro del tratamiento. DBT entiende que los pacientes no cuentan con ciertas habilidades o bien tienen dificultades para utilizarlas de acuerdo a sus objetivos; por lo tanto, se los entrena en  conciencia plena (Mindfulness), regulación emocional, tolerancia al malestar y efectividad interpersonal ya sea de modo grupal o individual.

• Conciencia plena: Esta habilidad permite prestar atención de un modo en particular: con intención, en el momento presente, y de manera no juiciosa (Kabat-Zinn, 1994). Kohlenberg y Tsai (1991) la definen como un tipo de autoconciencia que ayuda a los clientes a mantenerse en el aquí y ahora, ante la presencia de estímulos aversivos ya sean pensamientos, emociones, y eventos, los cuales suelen generan repertorios evitativos.

   

• Regulación emocional: Este módulo se enfoca en los intentos que el individuo hace para influenciar qué emociones tiene, cuándo tenerlas y cómo son experimentadas y expresadas. El objetivo será reconocer la emoción, observar la emoción y elegir como actuar.

   

• Tolerancia al malestar: Este módulo cuenta con dos partes: habilidades para tolerar y sobrevivir a las crisis y habilidades para aceptar la vida tal como es en el momento.

   

• Efectividad interpersonal: Aquí se entrenarán habilidades para lograr objetivos de manera habilidosa (cuidando la relación y el autorespeto); construir relaciones y terminar con aquellas que son destructivas y caminar por el sendero del medio en las relaciones.

El entrenamiento para familiares y allegados de personas con Desregulación Emocional es una modalidad complementaria al programa DBT estándar que cobra sentido dada la relevancia que tiene el contexto del paciente en el desarrollo de patrones de conducta, tal como postula la teoría biosocial. DBT es un tratamiento que se basa en un modelo transaccional entre componentes biológicos, individuales y del contexto que se influyen mutuamente; de no modificarse algunas interacciones posiblemente se perpetuarán patrones desadaptativos.

Quienes rodean a estos pacientes suelen encontrarse desconcertados, cansados, observar una conducta cambiante, pueden sentirse manipulados, por lo cual buscan en el terapeuta orientación y estrategias para saber cuál es la mejor manera de actuar. Dado que no existe una respuesta certera para cada intervención (y tampoco es posible hacerlo en la práctica) el objetivo del entrenamiento para familiares y allegados es que conozcan las características de la desregulación emocional, a los fines de lograr mayor comprensión de lo que sucede. Además, aprenderán habilidades que permiten mejorar el vínculo y disminuir tanto la intensidad como la frecuencia de las crisis, por tanto, ayudan a mejorar la calidad de vida.

Los temas que se abordan son: comunicación interpersonal, validación, límites personales, aceptación radical y resolución de problemas. De esta manera podrán adquirir una serie de estrategias y herramientas para utilizar de acuerdo a lo que la situación precise.

El abordaje farmacológico no es indispensable para todos los pacientes aunque en ocasiones es un recurso válido que puede ayudar a la evolución favorable de los padecimientos en salud mental. Si bien no existe un tratamiento farmacológico especifico para las personas con desregulación emocional (que cumplen criterios para Trastorno Límite de la Personalidad) en ocasiones podemos usar psicofármacos para alguna dimensión sintomática (ansiedad, irritabilidad, impulsividad, etc.) y/o ante la presencia de alguna comorbilidad como puede ser el Trastorno Bipolar, los Trastornos Depresivos y los Trastornos de Ansiedad. 

El tratamiento farmacológico debe ser siempre incorporado en el contexto de un abordaje integral que no solo involucre cuestiones biológicas sino también psicológicas y ambientales debiendo ser utilizado con racionalidad a la luz de  guías y consensos internacionales que demuestren su eficacia mediante estudios científicos.